Ailanes

Ailanes o Aylanes es una pequeña población dividida en dos barrios y enclavada en lo alto de un cerro desde el que se domina buena parte de la enorme y bien conservada masa forestal en el que está situado el pueblo, compuesta fundamentalmente por  rebollos (quercus pyrenaica), robles carraspos (quercus faginea) y encinas (quercus ilex), además de pinos (pinus sylvestris) de repoblación. 


Conserva una interesante arquitectura popular típicamente montañesa, con varias casonas de balcón corrido orientado al sur que servía antiguamente para poner a secar los productos del campo y la huerta. 


En los últimos años el pueblo está más vivo que nunca, gracias a la restauración con gusto del caserío y la creación de tres bonitas casas de turismo rural y un centro de equitación. Constituye un excelente “campo base” para visitar toda la zona. 


Elemento destacado del pueblo es la preciosa iglesia románica de San Cristobal, donde se encuentra tallado un completo repertorio iconográfico cargado de simbolismo. 


En las laderas de la Sierra de Agüera, que establece el límite natural con el vecino Valle de Manzanedo, se encuentra la ermita de la Virgen de la Cuesta, antaño vinculado a un núcleo poblacional llamado La Cuesta y hoy víctima del abandono. 

Ailanes: Iglesia de San Cristóbal Mártir

Entre el caserío del barrio de arriba de Ailanes se levanta esta sencilla construcción que preserva en lo fundamental su fábrica románica. Su estructura es de una sola nave dividida en tres tramos por semicolumnas adosadas y rematada por un ábside semicircular. El templo, construido en con sólidos sillares, resalta por su espadaña, que presenta tres vanos, dos de ellos para albergar sus campanas. El modelo de esta iglesia se repite en otros templos románicos cercanos.


Al exterior, la cabecera se estructura en un tramo recto cubierto con bóveda de medio cañón, y un ábside semicircular. Bajo el alero concentra la mayor parte de su identidad románica, en una larga línea de ajedrezado y una serie de canecillos, algunos de los cuales no tienen decoración.    


En la cabecera una hilera de simples canes rectos y otros rudamente labrados con un amplio repertorio iconográfico cargado de simbolismo; de nacela, escalonados, con rectángulos, con un águila de alas desplegadas, con un ave de grueso cuerpo, con un torpe busto humano, etc. En el centro de la cabecera se abre una ventana románica, y bajo la misma aparece otra línea de ajedrezado.


En el interior también resalta su decoración. De la nave a la cabecera, un arco triunfal doblado de medio punto sobre semicolumnas coronadas por capiteles vegetales.


A lo largo de la historia el templo ha sufrido algunas reformas, de cronología imprecisa pero claramente postmedievales, En la fachada meridional se grabó una indescifrable inscripción.