Argés

En su largo recorrido hacia el Mediterráneo, el río Ebro surca este verde y fértil valle. A orillas del río, hacia el siglo IX o X, en plena repoblación cristiana, se excavó en la blanda roca caliza el eremitorio de San Pedro. Su singularidad radica en la estructura de su nave principal. Su cabecera está formada por una planta de herradura. Esta excelente muestra de templo rupestre mantiene las mismas características a otros que se dispersan a lo largo del curso del río. 

Pero el caserío de Argés se emplazó algo alejado de este eremitorio. Hoy, para llegar al mismo ascendemos por una carretera que se adapta a una fuerte pendiente como lo hacían las curvas de su antiguo camino. Y frente a este pequeño conjunto rural en el que resalta su iglesia, sobre los bosques de galería del río Ebro, aparece la Sierra de Tudanca tapizada por densos bosques de robles, quejigos, hayas, encinas y pinos.