Puentes sobre el río Ebro

Hasta la construcción del Embalse del Ebro, el caudal del río no había estado controlado por el hombre. La vital necesidad de unir ambas orillas agudizó el ingenio de sus habitantes durante el siglo pasado.

En varios puntos del valle, al no existir puentes de otras épocas, afrontaron la construcción de unos curiosos puentes de estilo popular. Se trataba de una construcción donde varios montones de piedra a modo de pilares, se enlazaban entre sí por unas vigas de hormigón.

Una sencilla forma constructiva que hoy podemos ver repetida en Argés, Manzanedillo, o Cidad de Ebro.

Este modelo constructivo se repite los valles cercanos, en lugares como Tudanca, Barriolacuesta o Remolino.