Ruta por el Valle de Valdivielso

Valdenoceda:

Está situado en el extremo occidental del Valle, entre el puerto de la Mazorra y el desfiladero de Los Hocinos. A la orilla del río Ebro, en las proximidades del Puente Nuevo, el antiguo edificio de la fábrica de harinas pasó a ser fábrica de seda y entre 1939 y 1945 fue utilizado como penal. Su caserío se encuentra diseminado en dos barrios. El conjunto integrado por la iglesia de San Miguel y la Torre de los Velasco centra la atención de los visitantes.

La iglesia románica de San Miguel destaca por su cúpula sobre el crucero. Sobre se eleva la torre del campanario con arcos de medio punto en cada fachada. Se accede a dicha torre por medio de un husillo, en cuyo exterior muestra dos altorrelieves que representan a San Juan y San Lucas. 

Cercana a la iglesia se alza la Torre de los Fernández de Velasco, construida a finales del siglo XIV y restaurada recientemente. Esta sólida fortificación, de veinte metros de altura y gruesos muros rematados por almenas, conserva saeteras y luce varios escudos de los Velasco. 

En el barrio de arriba, entre el apiñado caserío, se ubica una casona que fue el solar en las Merindades de la familia De la Garza, descendientes del fundador de la ciudad de Corpus Christi, en Texas.

 

Quintana

Presenta un núcleo alargado, estructurado en torno a una calle principal, en el que se levantan casonas de gran valor arquitectónico armoniosamente mezcladas con las típicas construcciones populares de la zona. 

A la entrada del conjunto se encuentra la Casa Grande, un sólido y sobrio edificio de estilo montañés, que perteneció a los Huidobro y que tras un intento de conversión en Parador de turismo, se ha transformado en albergue y alojamiento rural.

Frente a ella se levanta el Colegio de Huérfanas, fundado en el siglo XIX y que hoy alberga las dependencias de un curioso centro de interpretación. 

El renacentista Palacio-Torre de los Zorrilla San Martín es de planta rectangular con torreón en un extremo que resalta por sus almenas. La torre consta de tres cuerpos destacados por molduras y adornados con escudos. Este palacio fortificado fue solar del destacado miembro de la inquisición Diez de Rozas. Una parte de este monumental edificio se ha acondicionado como alojamiento rural.

Más apartada del núcleo, sobre un cerro, se alza la restaurada Torre de Loja. Cuenta con cuatro alturas y está rematada con cubos en las esquinas. Sobre la puerta de ingreso, en arco de medio punto, aparecen los escudos. Junto al cuerpo superior almenado aparecen unas elegantes gárgolas encargadas de evacuar el agua y servir como elemento defensivo. Esta torre, que perteneció a los Saravia, responde a una construcción de principios del siglo XVI. 

Puente Arenas

Núcleo formado en torno al único puente antiguo existente en este tramo del Ebro. Este hermoso puente ha dado nombre al pueblo. El puente presenta dos partes, una más antigua levantada en el siglo XVI, y otra añadida en 1885. Construido en sillería, tiene once metros de altura y sesenta y ocho de largo, y forma cinco arcos y otros dos de descarga para tiempo de crecidas. 

Su  caserío se organiza diseminado a lo largo del río y en el destacan varias casonas de sillería que en algunos casos merecen la denominación de palacios.
 
La Iglesia de Santa María, una de las mayores del valle, es un edificio plateresco en el que quedan algunos restos románicos que datan del siglo XII (portada y dos tramos de la nave) y  otros góticos (una ventana geminada apuntada). 

Quecedo de Valdivielso

Es la capital de la Merindad de Valdivielso. Hace ya tiempo que en torno a una encina, en la Dehesa de Quecedo, los regidores de la merindad tomaban sus decisiones.

El paraje natural de Los Cárcabos, en plena Sierra de la Tesla, es un extraordinario ejemplo de geología, que ofrece diferentes y curiosas formaciones rocosas. En las proximidades, aunque con difícil acceso, se emplazan las Cuevas de los Moros, una serie de catorce nichos altomedievales excavados en la vertical roca. 

En las estrechas calles de este hermoso conjunto con trazado medieval sobresalen sus excelentes casonas. Entre ellas podemos admirar la torre-palacio de los Huidobro, de los siglos XV y XVI, con su torre almenada de tres pisos reforzada en las esquinas por garitones. 

También merece mención especial la casa de los Gómez de Quecedo, situada en una pequeña plaza. Está decorada con escudos y vítores en la fachada.
 
Completa el patrimonio arquitectónico de Quecedo la iglesia gótica de Santa Eulalia, una construcción original del siglo XV, que fue reformada en los siglos posteriores.  Presenta planta de cruz latina y una serie de ventanas geminadas góticas. Su portada del s. XVI, se abre bajo un gran arco rebajado. 
 

Arroyo de Valdivielso

El cuidado caserío de esta población se desarrolla a lo largo de una calle principal junto a la que discurre un pequeño y acanalado arroyo procedente de la cercana Sierra de la Tesla. Allí, con el paso de los siglos, este curso de agua se ha abierto paso entre las verticales paredes calizas, modelando una estrecha hoz, donde el arroyo salta en varias ocasiones. Un lugar maravilloso.

A lo largo de esta calle, junto a las tradicionales casas, aún podemos observar numerosas y magníficas casonas solariegas realizadas en sillar que exhiben buenas muestras de la arquitectura culta como blasones, portadas, ventanas o balconadas. En la entrada del pueblo resalta el palacio de los Bustamante, un sólido edificio de perfecto sillar.

La iglesia de Nuestra Señora comenzó su construcción en época románica, como lo atestiguan su portada, hoy tapiada, y algunos elementos. Cuenta con una sola nave de tres tramos y ábside, más dos capillas laterales renovadas casi totalmente en el siglo XVI, con ventanas ojivales. Sus bóvedas son de crucería compuesta y el retablo mayor es plateresco, con tablas pintadas. 

Hoz de Valdivielso

Se encuentra al pie de la Tesla, sobre uno de los terrenos más abruptos del valle, en el inicio de una garganta u hoz que asciende zigzagueando hacia Tartalés de los Montes. 

Su iglesia de San Cornelio y San Cipriano ocupa la parte más elevada de la población. Tras su derrumbamiento, la iglesia fue reedificada en el siglo XVI. Cuenta con una nave y un solo brazo en el crucero. El ábside es gótico del siglo XV. Conserva también algunas ventanas del XVI e incluso unos canecillos del primitivo templo románico. 
 
En la parte baja del núcleo se emplaza el soberbio palacio de los Ruiz de Valdivielso. Un edificio herreriano completamente simétrico y de perfecta sillería, compuesto por un cuerpo central flanqueado por dos torres de tres pisos. 
 

Toba


Recibe su nombre de un tipo de roca porosa caliza que se forma en la parte alta de la población y que fue utilizada en la construcción del cercano e inexpugnable castillo de Malvecino. Rodeado de un denso encinar, esta fortaleza se levantó en el siglo XIV sobre un plano irregular y se acomodó perfectamente a los accidentes del terreno. Desde ella se controlaba una importante vía de comunicación que discurría paralela al Ebro. 

Su iglesia resalta por sus diferentes volúmenes y cuenta con restos románicos a los pies. Cuenta con espadaña, construida en el siglo XVIII, crucero con las capillas laterales y presbiterio, cubierto con bóveda de crucería. 

En este pequeño núcleo, desde dónde se divisa una buena panorámica del valle, existen varias casonas de buena fábrica que lucen blasones en sus fachadas. 
 

Santa Olalla

Comenzó siendo un Monasterio al que luego se agregó una población. Figura en algunos documentos antiguos vinculados Monasterio de Oña, dónde aparece con el nombre de Monasterio de Santa Eulalia. 

La iglesia de San Isidoro, construida en el siglo XVI, consta de una nave de tres tramos cubiertos por bóvedas de crucería. La portada es barroca del siglo XVII. Su exterior es modesto, con una torre-espadaña del siglo XVIII. En su interior destaca el retablo mayor del siglo XVII que incorpora tallas de gran calidad. 

La distribución de su caserío sigue la línea marcada por la carretera nacional. En el camino a Puente Arenas se alza la ermita de San Roque, una construcción el siglo XVIII. 

El Almiñé

Este pequeño núcleo se emplaza en el extremo suroccidental de la merindad. Su armonioso caserío se distribuye a lo largo a una calle principal, que coincide con un tramo de la antigua calzada conocida como la Ruta de la Lana o Camino Real, que ya comunicaba desde la Baja Edad Media, el puerto cantábrico de Laredo con la ciudad castellana de Burgos. Incluso en algún tiempo, esta vía pudo ser utilizada por algunos peregrinos que se dirigían a Santiago. 

Al borde de esta calzada, que ascendía hacia el desolado páramo, se levantaron numerosas casas armeras y palacios señoriales construidos durante los siglos XVI, XVII y XVIII. En sus gruesos muros de sillar exhiben escudos nobiliarios. A la entrada de la localidad se emplaza una de las casas más características de El Almiñé, que perteneció a la familia Arce.  
 
Pero el edificio más sobresaliente de este núcleo rural es la iglesia románica de San Nicolás. Esta construcción del siglo XII presenta gran semejanza con la próxima iglesia de San Pedro de Tejada. Así se puede comprobar sobre todo en la torre emplazada sobre el crucero, en la que resaltan sus ocho arcos. Portadas, ventanas, canecillos y el husillo del campanario completan su exterior.  En el interior de su única nave, a la que se adosan otros añadidos,  existe una interesante pila bautismal. Sus paredes aparecen decoradas por unas interesantes pinturas.

Ascendiendo por la calzada, en el comienzo del páramo se emplaza la ermita de Santa Isabel, donde tiene lugar una animada romería el primer domingo de julio. En El Almiñé también se celebra la original Fiesta del Gallo, en Carnaval. 

Población de Valdivieso

El la parte alta del núcleo, las estrechas callejuelas está conformadas por pequeñas casas tradicionales de piedra de sillería y madera que se adosan entre sí, adaptándose además a la pendiente existente. Las casas y calles del conjunto rodean una amplia propiedad amurallada donde se eleva un antiguo torreón que ya ha perdido sus funciones defensivas.

En el conjunto resalta la iglesia de San Pedro. Esta construcción plateresca consta de una nave que se cubre con bóveda de crucería compuesta, formando estrellas de cuatro puntas. En el ábside, los nervios se combinan para construir una de seis puntas. Adosada a la nave aparece la capilla de los Huidobro. 

En las proximidades del río Ebro, se extiende una amplia zona de recreo.

Condado de Valdivielso

La pendiente existente condicionó la construcción de sus casas tradicionales, que aparecen apretadas en estrechas y empinadas calles, conformando varios barrios, separados entre sí por espacios verdes. Entre el caserío popular de Condado también podemos encontrar sólidas casonas blasonadas.

La iglesia de Santa María aún conserva algunos de los elementos de la primitiva construcción románica iniciada en el siglo XI: canecillos, capiteles, arquivoltas, ajedrezados, sogueados, decoración geométrica, etc se concentran en su portada lateral, hoy cegada con un muro. Su nave se cubre con bóveda de cañón. 

La iglesia de San Pedro cuenta con dos naves; la principal con bóveda de crucería sencilla y la lateral, de aristas, con la capilla de los Porres adosada. En ella también se conservan algunos canecillos con talla más basta.

Desde este núcleo y atravesando un puerto llegamos a Cereceda. Desde allí una estrecha carretera nos encaminará hacia Panizares, pasando junto a un embalse, un bello paraje donde se amansan las aguas del Ebro. 

Panizares

Unas formaciones acuchilladas que se elevan en la cercana sierra de la Tesla. El entorno que rodean a Panizares está poblado por extensos pinares y bosques autóctonos de encinas y quejigos. Camino del desfiladero de la Horadada, existe un recóndito lugar donde aún crece un grupo de tejos milenarios. 

Situado en el límite oriental del Valle y dividido en dos barrios, su curioso caserío, integrado por casas que han sabido conservar sus elementos populares, se adapta a la fuerte pendiente existente. 

En la iglesia de San Cosme y San Damián encontramos restos de su primitiva construcción románica: ventanas, canecillos, capiteles y una portada tapiada parcialmente por otra gótica de tres arquivoltas. 
 

Tartalés de los Montes

En un pequeño vallejo, enclavado en el corazón de la sierra de la Tesla se emplaza Tartalés de los Montes. Para acceder a esta población hay que ascender desde Hoz por una estrecha y serpenteante carretera, encajonada entre verticales paredes rocosas, no recomendable para quienes sufran de vértigo. Sorprende en este espectacular paraje un arroyo que cae en cascada. 

Junto a este bello salto de agua, labrado en la caliza, se aprecia el antiguo acceso al pueblo, hoy sustituido por un estrecho túnel por donde circulan los vehículos. 

En el centro del pueblo se abre una pequeña plaza rodeada por pequeñas casas tradicionales; un buen ejemplo de la arquitectura popular del valle. 

La iglesia de San Miguel es una construcción románica del siglo XIII. Bajo la espadaña hay una ventana con dos arquivoltas y columnas de decoración geométrica. 

Valhermosa

Varios caminos parten desde esta población en dirección hacia la cercana sierra de la Tesla. En el centro del núcleo, rodeada por sólidas casas que conservan algunos elementos de interés, se alza la torre de los Saravia de Rueda. Esta construcción defensiva realizada entre los siglos XV y XVI, fue desmochada o reducida de altura. Adosado a la torre hay un palacio y un recinto almenado.

En las cercanías, camino de Hoz, existe una ermita que poco a poco va perdiendo sus elementos constructivos.
 

Desfiladero de los Hocinos

Entre el municipio de Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja y la Merindad de Valdivielso el río Ebro ha configurado un espectacular espacio natural, abriéndose paso entre la Sierra de la Tesla y la Sierra de Tudanca: el desfiladero de Los Hocinos. 

Es una larga garganta, por la que el río atraviesa los materiales calcáreos de ambos sistemas montañosos. Bajo las desafiantes paredes verticales de roca caliza, en este recorrido cercano a de tres kilómetros de longitud, existe una verdadera encrucijada vegetal en la que se solapan las dos áreas bioclimáticas que dominan la Península: la atlántica y la mediterránea.

La distribución de las masas boscosas y arbustivas está condicionada por las características edafológicas y de orientación: encinas, enebros y quejigos crecen en las caras orientadas al sur y en las zonas más secas, mientras que boj, madroño, acebo, sabina negra, robles y hayas colonizan las orientaciones norte y las umbrías. El espectáculo de color de la época otoñal y la alegría reinante con la llegada de la primavera hacen de este paraje un lugar obligado para la contemplación. 

En este paraje anidan algunas de las rapaces más escasas de la Península Ibérica, destacando el águila perdicera, el águila real, el águila culebrera, el búho real y el alimoche. Pero entre todas las aves que sobrevuelan el lugar destaca el buitre leonado, por la amplia colonia que se cobija en las partes más elevadas del desfiladero, una de las más importantes de España. 

Algunos de los cauces y arroyos procedentes de la Sierra de Tudanca confluyen en la Fuente de Marfil, que finalmente vierte sus cristalinas aguas al cercano Ebro. Se localiza en las proximidades del puente nuevo y del área de descanso.

Por esta impresionante garganta discurría uno de los caminos medievales con más historia y tradición de toda Castilla, el Camino Real o Ruta de la Lana, una de las principales vías de comunicación entre Burgos y el puerto de cantábrico de Laredo.

Iglesia de San Pedro de Tejada

Es el elemento patrimonial más destacable del Valle de Valdivielso y la joya del románico de la comarca de las Merindades. Situada a medio kilómetro de Puente Arenas, en la falda de la Tesla, se asienta sobre uno de los primeros monasterios medievales de la comarca; de él han quedado leyendas y algunos capiteles y sillares, probablemente visigóticos, conservados en el colegio de Quintana. Esta iglesia es una de las manifestaciones más importantes de la arquitectura y escultura románicas en las Merindades, pudiéndose hablar de una "escuela de Tejada" con gran influencia en los valles de Manzanedo y Valdivielso. 

La iglesia, de aspecto compacto y con gran tensión vertical, se caracteriza por una airosa torre prismática situada sobre el crucero. En su cuerpo superior se abren ventanas con dobles parteluces; se accede a él por un husillo adosado a la fachada sur. Las cornisas del ábside y de las fachadas laterales se soportan mediante canecillos decorados con diversos motivos eróticos, lúdicos y simbólicos de extraordinaria calidad escultórica. 

De los elementos exteriores, el más destacable es la portada, con puerta sencilla, estrecha y alta, sin tímpano y enmarcada por arquivoltas decoradas con rosetas, baquetones, sogueados y jaquesas. La protege un tejaroz soportado por modillones de finísima talla, representando en los cuatro de los extremos los evangelistas en forma humana alada y con la figuración simbólica del tetramorfos en los cuatro interiores. En el centro hay un pequeño Pantócrator. Debajo observamos un friso en bajorrelieve con los doce apóstoles dispuestos por parejas. En los relieves de las enjutas podemos ver, en el situado a la izquierda la escena central de la Ultima Cena y en la derecha una escena de lucha de un hombre y un león a la que se han dado diversas interpretaciones. Esta fachada se remata por un hastial en el que destaca una ventana trilobulada de traza muy sobria. 

En el interior llama la atención la arquería ciega del ábside y los capiteles del crucero de gran calidad y que aún conservan algo de la policromía. La iluminación interior se obtiene por dos ventanas en los laterales del ábside y otras dos en cada pared lateral de la nave. Las cubiertas son de cuarto de esfera en el ábside, cúpula sobre trompas en el crucero y bóveda de cañón con arcos perpiaños en la única nave. A los pies se puede admirar un coro de madera policromada de estilo mudéjar y de fecha posterior. La conservación del monumento es buena y está declarado Bien de Interés Cultural. 

Su antigüedad y emplazamiento han dado lugar a una serie de leyendas y tradiciones como aquella según la que, durante una epidemia de peste, el último monje superviviente preparó su propia fosa y esperó la muerte tendido en ella. San Pedro de Tejada posee una reliquia del lignum Crucis -actualmente en Quintana- que se colocaba siempre en la torre, iluminada por lámparas de aceite.

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